La noche te rompe la copa, vendiendo ilusiones, dejándote retazos de
sueños por los rincones. Pero nena tu risa es la magia de los rocanroles; tatuada
llevo la marca de tus aguijones. Curaste todas tus heridas con agua podrida, le
mentiste al diablo tres veces vendiéndole flores y te llevaste en andas al ángel
de los perdedores. Escondiste todos tus recuerdos en una guarida, jurando que
nunca dirías alguna mentira. Pero vienes de esos callejones, que funden
alcoholes donde solo campeonan los peores.