Si
empiezo a desconfiar de mi suerte estoy
perdida, pues tengo ideas cada vez
menos atrevidas. Pero cerca, aquí cerca el lobo aúlla despertando al mal
hombre, al mago bueno con un corazón que no
puede cumplir más promesas ya. Yo
te saqué un día de allí y me encadené. Te
obedecí hasta donde pude, mi genio amor. Me pude apartar de tu corazón en otro crimen más y me alejé de tu seducción… y tu dulce voz.